sábado, 23 de mayo de 2020

Video Canción de Alvaro Garcia Linera a su hija Alba

Dedicado a Alba
Canción para mi pequeña Alba
Hoy cumples dos años.
Estuve a tu lado cuando abriste los ojos para ver el mundo.
He seguido, paso a paso, cómo tu cuerpito ha alcanzado las facultades de agarrar, mover, apalancar, pararse, correr y saltar.
Te he acompañado a experimentar otros sabores y texturas alimenticias distintas a la leche materna; he intentado, con algo de éxito, inclinar hacia mis gustos los tuyos.
He aprendido a respetar el diálogo íntimo e irremplazable que tienes con tu mamá cuando algo te preocupa, cuando has conocido a otras personas o cuando algo sorprendente te ha pasado. Es un vínculo humano perfecto que solo el ser que te tuvo en su interior nueve meses lo puede ejercer.
He logrado leer en tus ojos cuando me necesitas y puedo transmitirte a través de los míos que me derrito al verte, eso es algo que solo los papás saben hacerlo.
Cada vez que me llamas, me haces sentir el ser humano más importante del universo y yo busco hacerte saber que para mí eres más importante que el sol, más importante que todos los libros del mundo, que todas las teorías sobre la sociedad.
Sé cuáles son cada uno de los juguetes que te agradan y me esfuerzo para que combines la ternura con la acción y la creatividad.
Juntos regamos las plantas, cortamos el pasto y me fascina que siempre te despidas de las hojas con un beso.
Me has enseñado a hacer tomar una leche imaginada a un oso de lana, hemos aprendido juntos a cargar en aguayo un bebe de plástico y solo tú y yo sabemos que los coches que armamos tienen que chocarse en la pared para completar el juego.
La noche siempre es nuestra, de hija y padre, perseguir a Atenea para acariciar sus orejas y escaparnos de Qhana que te quiere arrebatar tus galletas de espinaca. Distraer a mamá para correr al patio para despedirnos de las estrellas a riesgo de que nos culpe del inminente resfrío. Y finalmente dormir… dormir en mis brazos oyendo la música que siempre te acompaña para que cierres los ojos.
Hoy estás comenzando a hablar, a tener un lenguaje social que te permite entender a otras personas y a comunicarte con ellas más allá de tus padres. Es un nuevo mundo y tiene sus complicaciones.
Te veo nombrar cosas, armar pequeñas frases para dar intencionalidad a las cosas y, lo que es más importante, a comenzar a jugar con el orden de las propias palabras que le da a los seres humanos la capacidad infinita de representar cosas que existen en la realidad visible y cosas que solo están en la imaginación. Esa es la base de la construcción del mundo humano, lo que te ubica como persona en el mundo, en este mundo real en el que estarás toda tu vida.
Y me siento bendecido por las fuerzas de la vida, por estar a tu lado en cada una de las etapas de tu formación humana. Es asombroso ver cómo en tu delicada piel la historia de los seres humanos se reconstruye y uno puede ayudar, en chiquitito, a mejorar esa historia de la humanidad. Y es que los grandes cambios sociales con los que hemos soñado y seguiremos soñando requieren también de estos diminutos cambios personales.
Y quisiera acompañarte en todo lo que vendrá después. Ya no solo ser guía junto a tu mamá sino tu leal compañero y apoyo incondicional. Porque aun así de pequeñita que eres, ya sabes elegir, tienes tus propios gustos, tus planes y un carácter que a veces nos hace temblar.
Hoy cumples dos años y tu mamá ha preparado una sabrosa torta con un oso y Masha encima (solo faltó el tren con la estrella roja). Y yo me he acordado de una canción que escuché cuando tenía 20 años y me parece un poema que todos tenemos que oír alguna vez cuando somos jóvenes. Y entonces pensé que si algún día tenía una hija me gustaría poder oírla junto a ella agarrándola de la mano. No sé si cuando tengas 20 años estaré a tu lado. Es lo que más deseo, pero la vida es un complejo algoritmo que aún no conocemos. En todo caso, ojalá que ese día no falte alguien que te ame con pureza y te diga al oído:
“Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo”.
(Canción para Julia, José Agustín Goytisolo, 1979) Ver menos

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