domingo, 24 de mayo de 2020

"Álvaro Garcia Linera, La potencia plebeya: acción colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia"


Además de vicepresidente y “copiloto” de Evo Morales, Álvaro García Linera es uno de los intelectuales más destacados de Bolivia, lo cual lo ubica inmediatamente como intérprete del complejo proceso político y social iniciado el 22 de enero de 2006, con la llegada al gobierno del presidente Evo Morales Ayma, el primer indígena en dirigir las riendas de esta nación andino-amazónica, en la que el 62% de sus habitantes se autoidentifica como parte de un pueblo originario, mayoritariamente quechua y aimara. En efecto, Morales lo convocó en 2005 para acompañarlo en el binomio presidencial (luego de un primer intento de buscar un “empresario nacional”), por considerarlo un “puente” —y un traductor, como a García Linera le gusta presentarse a sí mismo— entre los campesinos e indígenas, y las clases medias urbanas, reacias a votar por un campesino formado en la escuela sindical, con un bachillerato de provincia como única credencial educativa, pero más abierta a aceptar a un dirigente cocalero acompañado por “un hombre que sabe”, como rezaba uno de sus afiches de la campaña electoral de 2005. A más de dos años de su llegada a la vicepresidencia, nadie puede afirmar —con evidencias serias— que García Linera sea el “cerebro” del gobierno, pero ello tampoco puede ocultar que este matemático y sociólogo autodidacta, seguidor entusiasta del sociólogo Pierre Bourdieu (a quien cita a menudo en entrevistas periodísticas y académicas), tiene en la nueva administración boliviana un perfil que lo aleja de la intrascendencia que históricamente tuvo el cargo de vicepresidente. De hecho, casi no utiliza su despacho en la vicepresidencia, y desempeña sus labores en una oficina más modesta, pero a escasos pasos de la del jefe de Estado, en el Palacio Quemado de La Paz.


sábado, 23 de mayo de 2020

Video Canción de Alvaro Garcia Linera a su hija Alba

Dedicado a Alba
Canción para mi pequeña Alba
Hoy cumples dos años.
Estuve a tu lado cuando abriste los ojos para ver el mundo.
He seguido, paso a paso, cómo tu cuerpito ha alcanzado las facultades de agarrar, mover, apalancar, pararse, correr y saltar.
Te he acompañado a experimentar otros sabores y texturas alimenticias distintas a la leche materna; he intentado, con algo de éxito, inclinar hacia mis gustos los tuyos.
He aprendido a respetar el diálogo íntimo e irremplazable que tienes con tu mamá cuando algo te preocupa, cuando has conocido a otras personas o cuando algo sorprendente te ha pasado. Es un vínculo humano perfecto que solo el ser que te tuvo en su interior nueve meses lo puede ejercer.
He logrado leer en tus ojos cuando me necesitas y puedo transmitirte a través de los míos que me derrito al verte, eso es algo que solo los papás saben hacerlo.
Cada vez que me llamas, me haces sentir el ser humano más importante del universo y yo busco hacerte saber que para mí eres más importante que el sol, más importante que todos los libros del mundo, que todas las teorías sobre la sociedad.
Sé cuáles son cada uno de los juguetes que te agradan y me esfuerzo para que combines la ternura con la acción y la creatividad.
Juntos regamos las plantas, cortamos el pasto y me fascina que siempre te despidas de las hojas con un beso.
Me has enseñado a hacer tomar una leche imaginada a un oso de lana, hemos aprendido juntos a cargar en aguayo un bebe de plástico y solo tú y yo sabemos que los coches que armamos tienen que chocarse en la pared para completar el juego.
La noche siempre es nuestra, de hija y padre, perseguir a Atenea para acariciar sus orejas y escaparnos de Qhana que te quiere arrebatar tus galletas de espinaca. Distraer a mamá para correr al patio para despedirnos de las estrellas a riesgo de que nos culpe del inminente resfrío. Y finalmente dormir… dormir en mis brazos oyendo la música que siempre te acompaña para que cierres los ojos.
Hoy estás comenzando a hablar, a tener un lenguaje social que te permite entender a otras personas y a comunicarte con ellas más allá de tus padres. Es un nuevo mundo y tiene sus complicaciones.
Te veo nombrar cosas, armar pequeñas frases para dar intencionalidad a las cosas y, lo que es más importante, a comenzar a jugar con el orden de las propias palabras que le da a los seres humanos la capacidad infinita de representar cosas que existen en la realidad visible y cosas que solo están en la imaginación. Esa es la base de la construcción del mundo humano, lo que te ubica como persona en el mundo, en este mundo real en el que estarás toda tu vida.
Y me siento bendecido por las fuerzas de la vida, por estar a tu lado en cada una de las etapas de tu formación humana. Es asombroso ver cómo en tu delicada piel la historia de los seres humanos se reconstruye y uno puede ayudar, en chiquitito, a mejorar esa historia de la humanidad. Y es que los grandes cambios sociales con los que hemos soñado y seguiremos soñando requieren también de estos diminutos cambios personales.
Y quisiera acompañarte en todo lo que vendrá después. Ya no solo ser guía junto a tu mamá sino tu leal compañero y apoyo incondicional. Porque aun así de pequeñita que eres, ya sabes elegir, tienes tus propios gustos, tus planes y un carácter que a veces nos hace temblar.
Hoy cumples dos años y tu mamá ha preparado una sabrosa torta con un oso y Masha encima (solo faltó el tren con la estrella roja). Y yo me he acordado de una canción que escuché cuando tenía 20 años y me parece un poema que todos tenemos que oír alguna vez cuando somos jóvenes. Y entonces pensé que si algún día tenía una hija me gustaría poder oírla junto a ella agarrándola de la mano. No sé si cuando tengas 20 años estaré a tu lado. Es lo que más deseo, pero la vida es un complejo algoritmo que aún no conocemos. En todo caso, ojalá que ese día no falte alguien que te ame con pureza y te diga al oído:
“Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo”.
(Canción para Julia, José Agustín Goytisolo, 1979) Ver menos

sábado, 16 de mayo de 2020

García: El gobierno de Áñez se comporta como un virus mortal; no hay un plan porque no hay un mando



Desde Argentina, el exvicepresidente Álvaro García criticó al gobierno de Jeanine Áñez y calificó a las decisiones de su mandato como un “virus mortal”, ya que afectan a la economía de la gente, recurren a los militares para implantar una política coercitiva y marcan un rumbo sin norte en cuanto a las medidas para contener la propagación de la pandemia del COVID-19, que hasta el viernes en la noche se cobró la vida de 164 personas, con 3.577 casos confirmados en Bolivia.

“El coronavirus está poniendo en riesgo la vida de miles de personas y afectando la economía de gente muy humilde. El Gobierno se está comportando como un virus mortal. Quiere imponer sus decisiones sacando militares con armas de francotiradores y tanquetas. El Gobierno de facto está destruyendo la economía no solo por la pandemia, sino por las malas de decisiones”, señaló este sábado la exautoridad en entrevista con radio La Pizarra, en el programa de Alfredo Serrano.

Sobre la economía, dijo que se dejó en el camino una década de crecimiento económico con un promedio anual de 5%, en el mandato del Movimiento Al Socialismo (MAS). “Además han destrozado las empresas estatales y metido a dirigir funcionarios de empresas privadas, a la competencia”. Añadió que hay escándalos de corrupción y de narcotráfico. “Hay avionetas que salen con droga a la vista y paciencia de militares y autoridades regionales y nacionales”.

El gobierno de Áñez ha sido golpeado por varias denuncias, entre ellas los casos de corrupción en la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB). En la telefónica estatal, los malos manejos millonarios apuntan a su ahora exgerente Elio Montes, quien huyó a Estados Unidos. En la petrolera, las supuestas irregularidades tienen en la mira a su ahora expresidente Herland Soliz, quien fue destituido. La Fiscalía indaga ambos casos.

Estos hechos provocaron críticas al Ejecutivo, de sectores políticos y sociales. La Iglesia Católica fue la última en objetar a la presidenta-candidata Áñez. El fin de semana, con dureza, el presidente de la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB), monseñor Ricardo Centellas, le reclamó por las promesas incumplidas en la lucha contra el virus que sacude al mundo y afirmó que su mandato de transición es uno que se preocupa mucho por poner a su gente en cargos de instituciones públicas.

“Hay un ataque a la gente humilde y pobre. No les importa la salud de la gente pobre”, subrayó García, quien se encuentra asilado desde diciembre de 2019 en Argentina junto a su familia, el expresidente Evo Morales y otras autoridades del anterior gobierno. “La vida de los pobres para ellos no vale nada, lo que vale son sus grupos de mafia. En Bolivia se encarcela al que hace un meme o el que manda a través de una cadena de WhatsApp una protesta contra el Gobierno”.

Precisamente el jueves 14 de mayo, presionada por varios flancos y tras haber activado una defensa a capa y espada, Áñez anuló las disposiciones de decretos en las que se vulneraba la libertad de expresión, lo que fue denunciado por organismos nacionales e internacionales. Las normas abrían las puertas a la sanción penal de lo publicado de forma escrita, impresa o artística, bajo el alegato de “desinformación” en el marco de la batalla contra el COVID-19 en el país.

“La autoridad del Estado de Bolivia es una autoridad coercitiva, no moral. Anterior a la locura de sacar a militares con fusiles de alta precisión, mira telescópica y francotiradores como si con eso fueran a matar al coronavirus, desfilan con tanquetas. El Gobierno de facto no tiene un plan, solo han imitado medidas tomadas en otros países de manera atropellada. Nadie sabe hacia dónde apuntan las cosas. Por qué se implementa una cosa, cuando se implementará otra”, dijo García.

El exvicepresidente opinó que “en Bolivia no hay un plan porque no hay un mando. Y cuando no hay un mando que sepa a dónde quiere liderar y tampoco hay autoridad moral para ejercer decisiones, pasa lo que pasa ahora”. Señaló que los bolivianos salen a las calles para realizar sus actividades cotidianas de compra y venta, en medio de la cuarentena estricta dictada por Áñez, porque no encuentran un gobierno que diga con claridad hacia dónde quiere ir en esta lucha.

En contrapartida, destacó la gestión del presidente argentino Alberto Fernández para cohesionar a la sociedad. “No cabe duda de que Fernández es un buen ejemplo. Se ha dedicado a atender el coronavirus en Argentina con una serie de técnicas gubernamentales, formas políticas que han sido exitosas para la cohesión social. Sin que nadie lo postule, eso lo coloca como uno de los grandes líderes del continente. Su mejor credencial es cómo está enfrentando el tema en su país”.

García se encuentra en suelo argentino tras su asilo en México. Evo Morales renunció a la presidencia de Bolivia el 10 de noviembre del año pasado, en medio de denuncias de un fraude electoral, protestas cívicas, un motín policial y la sugerencia de las Fuerzas Armadas para que tome esa decisión, lo que derivó en la anulación de los comicios. Para Morales se llevó a cabo un golpe de Estado, mientras que para Áñez se realizó una sucesión avalada por el Tribunal Constitucional.

“Es terrible que hayan muertes y sufrimiento de por medio, pero la incertidumbre está bien porque nos obliga a construir e inventar el futuro que queremos. Hay que comenzar a buscar horizontes propios. Es un momento muy angustioso y peligroso, pero de gran exigencia a la capacidad creativa humana. Construyamos nuestro destino y hagámoslo de una manera que no nos arrepintamos y la gente no sufra, y la mayoría encuentre un bienestar”, remarcó García.

Video Alvaro Garcia Linera en el 67 Aniversario de la Escuela Militar de Ingenieria

sábado, 25 de abril de 2020

Conferencia PÁNICO GLOBAL Y HORIZONTE ALEATORIO

Hemos entrado en tiempos paradójicos propios de una sociedad mundial en transición. Tiempos de inestabilidad generalizada en la que los horizontes compartidos se diluyen y nadie sabe si lo que viene mañana es la repetición de lo de ahora, o un nuevo orden social más preocupado por el bienestar de las personas… o el abismo. La angustiosa contingencia del porvenir es la única certidumbre.
Y es que ahora no estamos ante los azares regulares de la cotidianidad, como por ejemplo, cuando tomábamos un metro para dirigirnos al trabajo y no podíamos prever con quiénes nos encontraríamos en el vagón o si llegaríamos a tiempo. La incertidumbre actual es más profunda, es de destino, porque uno no sabe en realidad cuándo volverá a tomar el metro, si tendrá trabajo al cual dirigirse o, llegado el extremo, si estaremos vivos para entonces. Lo de hoy es pues un derrumbe absoluto del horizonte de las sociedades en la que la aleatoriedad del porvenir es de tal naturaleza que todo lo imaginable, incluida la nada, pudiera suceder.
Un diminuto virus de entre los cientos de miles que existen está llevando a que más de 2.600 millones de personas suspendan sus actividades regulares, que una gran parte de los trabajos con los que la gente reproduce sus condiciones de existencia esté paralizada, y que los gobiernos implementen estados de excepción sobre la posibilidad de desplazarse y agruparse. Un pánico global se ha apoderado de los medios de comunicación y una niebla de sospecha sobre el otro cercano, portador de la enfermedad, quiere encumbrarse en el espíritu de la época.

Las imposturas de la globalización

Y lo paradójico resulta del hecho que en momentos de exaltación de la globalización de los mercados financieros, de las cadenas de suministros, de la cultura de masas y de las redes, el principal cuidado que se despliegue ante una enfermedad globalizada sea el aislamiento individual. Es como una confesión de derrota de esos mercados globales y sus sacerdotes ante la necesaria persistencia de los Estados, la sanidad pública y las familias como núcleos imprescindibles de socialidad y protección. De ahí que resulte hasta grotesco ver a los profetas del libre comercio y del “Estado mínimo” que ayer exigían derribar las fronteras nacionales y deshacerse de los “costosos” sistemas de derechos sociales (salud, educación, jubilación y otros), salir ahora a aplaudir el cierre profiláctico de las fronteras y exigirle al Estado medidas más drásticas para atender a los ciudadanos y reactivar las economías nacionales.
Que la euforia globalizadora como destino final de la humanidad solo se aferre al encierro individual y que la única organización política prevaleciente ante la emergencia de una enfermedad global, resultante del propio curso de la globalización, solo sea el Estado, habla de una farsa sin atenuantes. Algo anda mal en esa paradoja: o bien la globalización como proyecto político-económico fue y es una estafa colectiva para el rédito de pocos o bien las sociedades aún no comprenden las “virtudes” del mundo global, lo que equivale a decir a si la realidad no se acomoda a la retórica, la que está fallando es la realidad y no la retórica sobre esa realidad. La verdad es que no hay respuesta globalizada a un drama global y ahí ya existe una sentencia histórica sobre una época aciaga.
Se trata en definitiva de un descomunal fracaso de la globalización tal como hasta ahora se la ha construido y, sobre todo, del discurso político que la acompañó y de las ideologías normativas que la secundaron.
Claro, si se globalizan los mercados de acciones, pero no la protección social; si se globalizan las cadenas de suministros, pero no el libre desplazamiento de las personas; si se globalizan las redes sociales, pero no los salarios ni las oportunidades, entonces la globalización es más una coartada de unos cuantos países, de unas cuantas personas para imponer su dominio, su poder y su cultura, que una verdadera integración universal de los logros humanos en beneficio de todos.
Se trata de una manera mutilada de globalizar la sociedad que, al tiempo de generar más desigualdades e injusticias, debilita los mecanismos de protección y cuidado creados a lo largo de décadas por los diferentes Estados nacionales.
Hoy vemos que los mercados financieros no curan enfermedades globales, solo intensifican sus efectos en los más débiles; hoy vemos que el libre comercio ha llevado a un retroceso en las condiciones de igualdad similares a las de inicios del siglo XX. Según Piketty, el 1 % de los más ricos de Estados Unidos, quienes el año 1975 llegaron a concentrar el 20 % de la propiedad del total de los activos inmobiliarios, profesionales y financieros, al año 2018 han aumentado su participación hasta en un 40 %, similar al año 1920; hoy sabemos que ninguna institución global tiene la más mínima posibilidad de cohesionar las voluntades sociales para enfrentar las adversidades globales, en cambio el Estado sí lo viene logrando. Es como si la “mano invisible” de Smith no solo fuese inservible para los cuidados de la humanidad, sino más peligrosa que la propia pandemia. Y es que la globalización hasta ahora funciona como un modo de acrecentar ganancias privadas de las empresas grandes del mundo, en contraparte es inútil para promover la protección de las personas.
La actual epidemia no es la primera de carácter global. Ya se han presentado otras desde el inicio del mercado mundial a principios del siglo XVI, durante la colonización de América cuando la viruela redujo entre el 70 y 80 % de la población originaria; luego, en distintos lugares del planeta las infecciones del cólera, de la gripe rusa en el siglo XIX, la gripe española, la gripe aviar, el VIH, recientemente el SARS 1, H1N1 y demás.
Las enfermedades globales emergen de los modos de subsunción formal y real de la naturaleza viva a la racionalidad de la producción mercantil que fracturan los procesos, regulados en la transmisión de enfermedades entre distintas especies animales. Subsunción formal, cuando se presiona a la pequeña economía agraria a internarse cada vez más en bosques y áreas ecológicamente autosostenibles para mercantilizar la flora y la fauna; subsunción real, cuando la producción plenamente capitalista impone ilimitadamente en los bosques modos de trabajo agrícolas extensivos articulados a los mercados de los commodities. En ambos casos la interface entre la vida silvestre y los seres humanos que se regulaba gradualmente durante décadas y siglos a través de la difusión en pequeñas comunidades, ahora se comprime en días o semanas en gigantescos conglomerados humanos, estallando en contagios fulminantes, masivos y devastadores.
Detrás de cada pandemia está una manera de definir la riqueza social como ilimitada acumulación privada de dinero y bienes materiales y que, por tanto, convierte a la naturaleza, con sus componentes de seres vivos e inanimados, en una simple masa de materia prima susceptible de ser procesada, depredada y financiarizada. Es un modo enceguecido de producir cada vez más dinero, pero impotente para producir un modo global para proteger a las personas y mucho menos a la naturaleza. El resultado es un orden dominante de sociedad que no comprende que su compulsiva manera de devorar la naturaleza en el altar de la ganancia es una manera de devorarse a sí misma.
Que los mercados y las instituciones globales ahora se escuden detrás de las legitimidades estatales para intentar contener los demonios destructivos que esta forma de globalización ha desatado es la constatación de un doble fracaso: de las instituciones globales para proponer factibles respuestas globales para proteger la salud de las personas de todos los países; y de los mercados globales para impedir el descalabro económico mundial acelerado por la pandemia.
Al estancamiento económico de los últimos años ahora le sigue la recesión global, es decir, un decrecimiento de las economías locales que va a llevar a un cierre viral de empresas, al despido de millones de trabajadores, a la destrucción del ahorro familiar, al aumento de la pobreza y el sufrimiento social. Y nuevamente los sacerdotes de la globalización, insuflados en su mezquindad, se cruzan de brazos a la espera de que los Estados nacionales gasten sus últimas reservas, hipotequen el futuro de al menos dos generaciones para contener el enojo popular y atemperar el desastre que los arquitectos de la globalización han ocasionado.
Cuando la pujanza global era evidente, ella tenía muchos padres, cada cual más enardecido respecto a la fingida superioridad histórica del libre mercado. Y ahora que la recesión mundial asoma las orejas, ella se presenta como huérfana y sin responsables. Y tendrá que ser el vapuleado Estado el que intente salir al frente para atenuar los terribles costos sociales de una orgía económica de pocos.

Regreso del Estado

Ciertamente asistimos y asistiremos a una revalorización general del Estado, tanto en su función social-protectiva, como económica financiera. Ante las nuevas enfermedades globales, pánicos sociales y recesiones económicas, solo el Estado tiene capacidad organizativa y la legitimidad social como para poder defender a los ciudadanos.
Estamos ante un momento de regresión colectiva a los miedos sociales que, a decir de Elías, son los fundamentos de las construcciones estatales. Pero por ahora solo el Estado, bajo su forma integral gramsciana de aparato administrativo y sociedad civil politizada y organizada, puede orientar voluntades sociales hacia acciones comunes y sacrificios compartidos que van a requerir las políticas públicas de cuidado ante la pandemia y la recesión económica.
Bajo estas circunstancias, el Estado aparece como una comunidad de protección ante los riesgos de muerte y crisis económica. Y si bien es cierto que el destino de muchos ha de depender de la decisión de pocos que monopolizan las decisiones estatales, y por eso Marx hablaba de una “comunidad ilusoria”, estas decisiones habrán de ser efectivas para crear un cuerpo colectivo unificado en su determinación de sobreponerse a la adversidad siempre y cuando logre dialogar con las esperanzas profundas de las clases subalternas.
Incluso la recesión global halla en el Estado nacional a la única realidad social capaz de reorganizar la flecha temporal del flujo de la riqueza de las naciones para adelantar hoy a todos lo que se producirá mañana, a fin de dar un empujón a los ingresos laborales, al consumo interno, a la generación estatal de empleo y al crédito productivo.
Cuánto durará este re-torno al Estado, es difícil saberlo. Lo que sí está claro es que por un largo tiempo ni las plataformas globales, ni los medios de comunicación, ni los mercados financieros ni los dueños de las grandes corporaciones tienen la capacidad de articular asociatividad y compromiso moral similar a los Estados. Que esto signifique un regreso a idénticas formas de estado de bienestar o desarrollista de décadas atrás no es posible porque existe unas interdependencias técnico económicas que ya no pueden dar marcha atrás para erigir sociedades autocentradas en el mercado interno y el asalariamiento regular. Pero, sin Estado social preocupado por el cuidado de las condiciones de vida de las poblaciones seguiremos condenados a repetir estos descalabros globales que agrietan brutalmente a las sociedades y las dejan al borde del precipicio histórico.
Las formas emergentes de Estado tendrán que combinar una revalorización del mercado interno, la protección social ampliada a asalariados, no asalariados y formas híbridas de trabajo autónomo, profundas políticas de democratización de la propiedad y las decisiones sobre el futuro, con la articulación controlada de las distintas cadenas de suministros mundiales, la fiscalización radical de los flujos financieros e inmediatas acciones de protección del medioambiente planetario.
Ahora, otra de las paradojas del tiempo de bifurcación aleatoria como el actual es el riesgo de un regreso pervertido del Estado bajo la forma de keynesianismos invertidos y de un totalitarismo del big data como novísima tecnología de contención de las clases peligrosas. Si el regreso del Estado es para utilizar dinero público, es decir, de todos, para sostener las tasas de rentabilidad de unos pocos propietarios de grandes corporaciones no estamos ante un Estado social protector, sino patrimonializado por una aristocracia de los negocios, como ya sucedió durante todo el periodo neoliberal que nos ha llevado a este momento de descalabro societal.
Y si el uso del big data es irradiado desde el cuidado médico de la sociedad a la contrainsurgencia social, estaremos ante una nueva fase de la biopolítica devenida ahora en data-política, que de la gestión disciplinaria de la vida en fábricas, centros de reclusión y sistemas de salud pública pasa al control algorítmico de la totalidad de los actos de vida, comenzando por la historia de sus desplazamientos, de sus relaciones, de sus elecciones personales, de sus gustos, de sus pensamientos y hasta de sus probables acciones futuras, convertido ahora en datos de algún algoritmo que “mide” la “peligrosidad” de las personas; hoy peligrosidad médica; mañana peligrosidad cultural; pasado mañana peligrosidad política.

La irreductibilidad del cuerpo

La realidad es que el cuerpo, los trazos del cuerpo en el espacio-tiempo social siempre han sido el obsesivo destino de todas las relaciones de poder y hoy lo es de manera absoluta. Decía Valery, en uno de sus diálogos, que lo más profundo de las personas es la piel y no se equivocaba. En la piel del cuerpo están grabados los códigos de la sociedad y por eso lo que más se extraña en el encierro es el encuentro de cuerpos, la acción de los cuerpos cercanos, el lenguaje de los cuerpos que nos hablan y nos educan sin tomar conciencia de ello.
Así pues, pareciera que también estamos enterrando en la angustia del encierro la cara tecnicista de la utopía liberal del individualismo autosuficiente que pretendía sustituir la realidad social por la realidad virtual. Es que los cuerpos, sus interacciones son y seguirán siendo imprescindibles para la creación de sociedad y de humanidad. Ahora sabemos que los empleos virtuales, el “teletrabajo”, importantes y en aumento, no son el modo predominante de la generación de riqueza de las naciones; que la fuerza de trabajo es siempre una composición de esfuerzo físico y mental; que las sociedades nacionales se paralizan si no hay actividad humana corporal interactuando con otras corporeidades. Es como si la piel y el cuerpo fueran fuerzas productivas de la sociedad en general y de las formas de comunidad en particular, comenzando por la familiar, nacional y mundial.
Un like en el Facebook es una convergencia cerrada de inclinaciones que no produce algo nuevo más que el incremento contable de adherencias anónimas. Una asamblea en cambio es una permanente construcción social-corporal de conocimientos prácticos y experiencias comunes.
El desasosiego y sensación de mutilación con las que la gente reacciona ante el necesario y temporal encierro revela que el cuerpo no es meramente un estorboso receptáculo de un cerebro capaz de dar el salto a la virtualidad absoluta. No, el cuerpo no es un cajón de neuronas organizadas; el cuerpo es la prolongación del cerebro en la misma medida que el cerebro es la prolongación del cuerpo y, por tanto, los mecanismos de conocimiento, de invención, de afectos y de acción social son actividades integrales de todo el cuerpo en su vinculación con otros cuerpos, con la humanidad entera y la naturaleza entera.
El cuerpo es, pues, un lugar privilegiado de conocimiento social y de producción de la sociedad.
Que los límites de la virtualidad global forzada saquen a la luz el valor de las experiencias del cuerpo es también otra de las paradojas del tiempo ambiguo. Y si bien es probable que de aquí a unos años esta experiencia angustiante sea olvidada, muchos saldrán a las calles con el cuello doblado hacia el celular, pero podrán hacerlo porque la gente está ahí, a la mano, interactuando con uno mismo, a través de las miradas y los gestos del cuerpo, aunque nuestra conciencia esté en el diálogo del wasap. Pero también es probable que la desesperación por el encuentro con los otros vuelva a manifestarse recurrentemente si es que no sabemos sacar ahora las lecciones de este tipo de globalización mezquina que no se preocupa ni por la gente común ni por la naturaleza en común; y quizá el pavor se convierta en un estado permanente de la convivencia social.
Los seres humanos somos seres globales por naturaleza y nos merecemos un tipo de globalización que vaya más allá de los mercados y los flujos financieros. Necesitamos una globalización de los conocimientos, del cuidado médico, del tránsito de las personas, de los salarios de los trabajadores, del cuidado de la naturaleza, de la igualdad entre mujeres y hombres, de los derechos de los pueblos indígenas, es decir, una globalización de la igualdad social en todos los terrenos de la vida, que es lo único que enriquece humanamente a todos. Mientras no acontezca eso, como tránsito a una globalización de los derechos sociales, es imprescindible un Estado social plebeyo que no solo proteja a la población más débil, que amplíe la sanidad pública, los derechos laborales y reconstruya metabolismos mutuamente vivificantes con la naturaleza; sino que además democratice crecientemente la riqueza material y el poder sobre ella, por tanto, también la política, el modo de tomar decisiones que deberán ir cada vez más de abajo hacia arriba y cada vez menos de arriba hacia abajo, en un tipo de Estado integral que permita ir irradiando la democrática asociatividad molecular de la sociedad sobre el propio Estado.

Universidad en tiempos de caos planetario

Finalmente, la universidad pública es parte del Estado; de hecho, es una de sus instituciones más importantes en la formación de las múltiples legitimidades estatales y no estatales: universaliza la educación regular, distribuye los bienes educativos en la sociedad, construye capilaridades para el surgimiento de nuevos oficios y, por sobre todo, produce conocimiento social y modos de integración intelectual, lógica y moral de la sociedad con el Estado.
En tiempos neoliberales, a la par con el desmoronamiento del Estado social, las élites abrazaron vías de legitimación externas, las tecnocracias de universidades del norte, los consultores de organismos internacionales que se dedicaron a crear una liturgia en torno a las bondades de la expropiación de recursos públicos y la externalización del excedente económico nacional. Ello trajo una cadena de desprecios coloniales hacia el conocimiento local y las universidades públicas.
Ninguna sociedad es capaz de autodeterminarse, esto es de definir por sí misma su destino, sin producción de conocimiento de sí y del mundo. Por ello las universidades tienen hoy un doble reto: ampliar su capacidad de generación de conocimiento propio, esto es no solo repetir y difundir lo que otros han hecho en otras partes del mundo. Ciertamente el acceso a otros conocimientos locales es imprescindible para producir cosas nuevas; pero lo que sucede en cada patria ni es la validación empírica de lo que otros han teorizado en otros lugares ni mucho menos la “desviación” temporal de un destino al que hay que apegarse tarde o temprano.
Hay que tener la osadía de producir nuevos conocimientos, nuevas estructuras conceptuales que vuelvan inteligible esta huracanada de acontecimientos anteriormente inexistentes que sean capaces de dialogar con esquemas conceptuales producidos en otras partes del mundo y, también, de explicar de mejor manera, con categorías más lógicas, lo que sucede acá y lo que acontece también en esas otras zonas del planeta. Hoy es un momento excepcional para las ciencias sociales por la propia excepcionalidad de todo lo que viene aconteciendo en todos lados y en todos los terrenos de la experiencia social.
La sociedad latinoamericana a lo largo de su historia pasada y presente ha dado ejemplos de una inigualable audacia política y social para impugnar las múltiples relaciones de poder, para producir combinaciones institucionales novedosas, para levantar formas de acción colectiva vanguardistas muchas de las cuales sirven como ejemplo o referente de otras sociedades del mundo; y lo mismo debería suceder con la producción de conocimiento y teoría social. De hecho, eso ya viene sucediendo, solo que nos falta ver con mayor atención a lo que pasa en nuestro horizonte interior como fuente también de conocimiento universal.
Encima, contamos con una forma de proceder más plural y de cierta manera cosmopolita intelectualmente. A diferencia de las academias de los países centrales en la que cada universidad prestigiosa y cada intelectual reconocido, fruto del previsible efecto de competencia de las posiciones intelectualmente dominantes, practican un silencioso desprecio por lo que se produce en otras naciones, en una suerte de vergonzoso nacionalismo intelectual; en nuestros países, en cambio, existe una avidez, a veces sobredimensionada, por conocer la producción académica de otros países, especialmente si son dominantes. Esto que en principio es un lastre, fácilmente es y puede ser una gran ventaja si sumamos una irrefrenable pasión por lo propio, incluido lo propio continental. A eso es lo que finalmente podríamos llamar como producción de conocimiento universal mucho más potente que muchos conocimientos regionalistas y localistas dominantes que hoy simulan ser universales por el solo hecho del efecto, en la teoría, de la posición económicamente dominante en el planeta de los lugares donde se producen esos conocimientos.
Y, en segundo lugar, está el compromiso del estudiante, el profesor e investigador con la sociedad. Frente a una lectura distorsionada de la recurrida “neutralidad valorativa” que ilusiona hallar personas despojadas del conjunto de valores, inclinaciones políticas y apegos morales que atraviesan sus estructuras mentales, cosa que es ya en sí misma una valoración mágica del mundo; es por demás evidente que el investigador no puede desprenderse de su ser social ni de la trama de relaciones de poder que lo rodean. En estricto sentido, por lo general, la fuerza interior de cada buena investigación radica precisamente en la correcta administración de esa trama constitutiva del ser social del investigador. Una consciencia de esas determinaciones para inicialmente plantear el problema de investigación es el mejor punto de partida. Pero esta consciencia implacable de los criterios valóricos que ayudan a formular el hecho social a estudiar no puede ni servir para someter a las mismas razones el proceso ni el resultado de la investigación, porque entonces ya no se investiga, sino que se convalida algo que ya era sabido antes de la investigación, y el hecho social no emerge de una articulación de causalidades sino de deseos, anulando así el proceso de conocer.
La pertinencia de los compromisos sociales del investigador han de estar al momento de visibilizar los hechos a estudiar, al momento de formular las preguntas sobre los hechos que habrá que resolver, porque cada manera de ubicarse en el mundo habilita con mayor o menor evidencia un espacio de infinitas preguntas enmarcadas en las expectativas y juicios que se tienen sobre el curso del mundo.
La lealtad a los compromisos, si estos son críticos sobre la realidad del mundo, debe ponerse a prueba en la multidiciplinariedad y heterodoxia de las herramientas conceptuales para adoptar, retorcer, fusionar e inventar aquellas que mejor capten la dinámica de los acontecimientos. La propia investigación necesariamente va a hacer brotar en su desarrollo conceptos y esquemas lógicos que expresen de mejor manera las regularidades detectadas, y no hay que rehuir a estas. Los modos de obtener y medir los datos de los procesos sociales igualmente deberán adecuarse a cubrir la mayor parte de la cualidad del hecho escudriñado, en tanto que la articulación lógica de los resultados deberá estar guiada por la intensión de volver evidente, casi apodíctico, el flujo de las causalidades, tanto lógicas como prácticas de las personas involucradas en el hecho social. Así el compromiso social será tanto más válido por la fuerza argumentativa de los hechos, que por la retórica
Conocimiento social, el resurgimiento del Estado y los tiempos de incertidumbre estratégica de las sociedades abren un espacio infinito de posibilidades de creatividad social, de compromisos políticos y despliegue de herramientas académicas capaces de contribuir la autorreflexión de la sociedad e impactar en políticas públicas.
El mundo se encuentra atrapado en un vórtice de múltiples crisis ambientales, económicas, médicas y políticas que están licuando todas las previsiones sobre el porvenir; y lo peor es que ello viene con un inminente riesgo de que se impongan “soluciones” en las que las clases subalternas sean sometidas a mayores penurias que las que ya se tolera hoy. Pero la condición de subalternidad social o nacional tiene en ese torbellino planetario también un momento de suspensión excepcional de las adhesiones activas hacia las decisiones y caminos propuestos por las élites dominantes. El desasosiego planetario por la fragilidad de horizontes a los cuales aferrarse es también de las creencias dominantes, con lo que el sentido común se vuelve poroso, apetente de nuevas certidumbres. Y si ahí, el pensamiento crítico, en general, y la academia pública, en particular, ayudan a formular las preguntas del quiebre moral entre dominantes y dominados, y coadyuvan a visibilizar las herramientas de autoconocimiento social, entonces es probable que, en medio de la contingencia del porvenir, se refuerce aquel curso sostenido en las actividades de la comunidad, la solidaridad y la igualdad, que es el único lugar donde los subalternos pueden emanciparse de su condición subalterna.
Solo así el horizonte que emerja, sea el que sea o el nombre que quiera dársele, será propio; el que la sociedad es capaz de darse a sí mismo; y por el que vale la pena arriesgar todo lo que hasta hoy somos.
[1] Conferencia inaugural del ciclo académico de las carreras de Sociología y Antropología del Instituto de Altos Estudios Sociales, de la Universidad Nacional de San Martín, Argentina, 30 de marzo de 2020.



domingo, 29 de marzo de 2020

Linera: Evo volverá al poder “más pronto que tarde”

El MAS y Evo Morales volverán al poder “más pronto que tarde”, afirmó ayer el exvicepresidente Álvaro García Linera en la Unión General de Trabajadores (UGT) de España. Previamente asistió a la Universidad Complutense, donde brindó una conferencia sobre el neofascismo junto a Pablo Iglesias, que es el segundo vicepresidente de España.

En su exposición, García Linera sostuvo, entre otras cosas, que parece ser que la lógica fascista de la acción política “no hubiera muerto”.

En ese marco, García Linera afirmó: “Estamos asistiendo a un creciente nacimiento de lo que algunos llaman neofascismo, otros señalan posfascismo, pero que evoca a una repetición en nuevas condiciones de formas de acción, formas de lucha política, de pensamiento político y formas de organización política que tuvieron una nefasta historia en el siglo XX”.

Cuando le tocó hablar a Iglesias, tres estudiantes le reprocharon “¡Que hablas tú de fascismo, que lo que hacéis es vivir del cuento!”, registró la prensa local. A los universitarios se unieron varios jóvenes del colectivo Frente Obrero. El País de españa tituló en su portal : Escrache a Pablo Iglesias en la Complutense: “Fuera vendeobreros de la universidad”.

Luego, García Linera asistió a un acto organizado en la sede del sindicato español UGT, donde -según EFE- repasó los datos del gobierno de Evo Morales que, según afirmó, sacó a un “30% de bolivianos de la pobreza”.

En la actividad, el exvicepresidente aseguró que el Movimiento Al Socialismo (MAS) y Evo Morales volverán al poder “más pronto que tarde”, porque, según afirmó, fueron víctimas de un “golpe de Estado”.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Una universidad argentina incluye en su plantel docente a García Linera

El expresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, volverá a las aulas como docente, pero en Argentina. En un tuit, la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) confirmó que el expresidente de Bolivia, que escapó de Bolivia junto a Evo Morales el 11 de noviembre, integrará el plantel docente en carreras de grado y se desarrollará en el área de investigación. ​

"Álvaro García Linera será profesor e investigador del @idaesoficial. A partir de este cuatrimestre, el vicepresidente que acompañó a Evo Morales en sus tres mandatos dará clases en carreras de grado y desarrollará investigación en áreas como sociología, política y economía", señala el trino de la Unsam.


Recordemos que en 2012, la Unsam le entregó a García Linera el título de Doctor Honoris Causa en reconocimiento a su trayectoria académica y política por los derechos indígenas y obreros.

viernes, 31 de enero de 2020

Video Linera escribe una carta a su esposa Claudia por sus cumpleaños

Linera escribe una carta a su esposa Claudia por sus cumpleaños

El exvicepresidente Álvaro García Linera escribe una carta a su esposa Claudia Fernández Valdivia por sus cumpleaños. La pareja viven en Buenos Aires luego del Golpe de Estado en Bolivia

A continuación la carta textual

Claudia, cada momento que te pienso, tres imágenes ordenan el resto de mis sensaciones y deseos.

La primera es cuando te recuerdo trabajando para producir tus notas periodísticas; seleccionando las imágenes y las declaraciones de los entrevistados para presentar el núcleo del acontecimiento. Siempre atenta a las informaciones, siempre vinculando un suceso con otro. En ese mundo nos conocimos. Recuerdo que la primera mirada que me regalaste era la del escrutinio a una fuente de datos. Yo, en cambio, desde un inicio miré a una mujer. La comunicación es tu pasión. Lo seguirá siendo.

La segunda imagen, eres tú con el largo traje blanco con el que entraste a la iglesia; radiante, tan bella como hoy, segura de elegir construir un destino común con un hombre infinitamente enamorado, como hoy.
Y la tercera imagen es la que reconstruyo viéndote con Alba en brazos y determinada a cruzar la frontera para protegerla del vendaval de odio y amenazas que han enlodado la patria.

Te apasiona el trabajo que elegiste y entregas todo de ti. Amas el amor y te dedicas a renovarlo cada día con las personas que quieres. Y no te atemorizan los riesgos para cuidar a las personas que te necesitan.
Amo esas tres cosas de ti, pero también cómo me miras. Me fascina como eres, pero también como piensas y como caminas. Me seduce tu carácter firme ante la vida, pero también la ternura con la que me acaricias.

Y hoy nos toca reconstruir la vida desde cero, solos y lejos de la patria. Pero a tu lado y con Alba, las ausencias y distancias no las vivo como carencias ni dificultades sino como retos y horizontes. Porque lo que nos une es el amor y la lealtad a nuestras convicciones. Y ellos son creadores de mundos, de nuevos mundos por los que vale la pena volver a comenzar la vida una y otra vez.

Hoy es tu cumpleaños y no podré traerte las rosas rojas como acostumbraba hacerlo ni prepararé el desayuno que tanto te gusta. Pero te despertaré con un beso tierno, largo, que te trasmitirá la alegría de estar a tu lado y lo mucho que te amo.