El vicepresidente Álvaro García Linera afirmó en una entrevista con el diario español El País que "el evismo como proyecto es muy fuerte, pero el masismo tiene problemas”, en relación a los resultados que obtuvo el MAS en las elecciones subnacionales. A continuación una parte de la entrevista publicada el sábado.
¿Qué ha pasado estos meses?
Es un problema recurrente que arrastramos desde el ascenso al Gobierno. La mitad del voto del MAS, que apoya al presidente Evo, se desbanda a los tres meses. Algo así como que el evismo como proyecto es muy fuerte, pero el masismo tiene problemas. En las elecciones municipales se ponen en juego personalidades locales conocidas y con trayectoria. Y ahí tenemos problemas. Somos un partido muy joven que no ha logrado la construcción de liderazgos que puedan abastecer, simultáneamente, un nivel de excelencia en el ámbito nacional, con senadores y diputados, y en los municipios y las gobernaciones.
¿Cuánto pesa el liderazgo de Evo Morales?
Mucho. Demasiado. Se espera que sus candidatos tengan las mismas virtudes. Cuando no las encuentran, viene la sanción. La gente cada vez es más exigente.
¿Cuál es su papel?
Acompañar un trabajo colectivo, aportar con análisis, quizás más completos; ser siempre un hombre que dice las cosas de frente, para bien y para mal. Una persona que ve los proyectos a largo plazo y que defiende decisiones en función de la durabilidad.
¿Qué desafíos tiene Bolivia?
Mantener el crecimiento y la distribución de la riqueza. En 10 años, el 20% de la población ha pasado a la clase media. Ese ritmo tiene que seguir los siguientes 10 años. Hay que acabar la gestión con unos niveles de pobreza extrema de un solo dígito, ahora estamos en el 18%. El segundo gran reto es industrializar nuestros recursos naturales. No se trata de industrializar todo lo que consumimos, pero sí donde hay ventajas comparativas para el mercado nacional e internacional.
¿Qué busca Bolivia con la demanda contra Chile en La Haya?
Resolver una injusticia histórica, que es que a un país le arrebaten su salida al mar. En segundo lugar, el reconocimiento de la importancia que tienen tribunales emergentes a la hora de resolver temas que no consiguen solucionar dos países. En tercer lugar, buscamos diálogo. No es una demanda que está reclamando o exigiendo: "Esta es la solución”. En cuarto lugar, buscamos integración, la salida al Pacífico acelerará los procesos de integración de Bolivia con Chile, de Chile con Bolivia, de Chile y Bolivia con Perú, del continente con Asia…
Si fallasen a su favor, ¿se llegaría a plantear Bolivia la entrada en la Alianza del Pacífico?
No, no necesitamos de esta estructura dirigida desde Estados Unidos. Confiamos en CELAC, en Unasur. La Alianza del Pacífico se presenta como una propuesta digitalizada y dirigida desde Estados Unidos y fundada en el libre mercado de sus empresas. No nos oponemos a ella, pueden estar ahí. Pero no es por ahí donde se va a construir integración latinoamericana.
"Cuando llegamos al Gobierno, teníamos una relación franca, amistosa y de confianza hacia Estados Unidos. Queremos regresar a la antigua situación”.
"No tienen que enseñarnos nada de democracia. Ni nosotros a ellos. Admiramos el desarrollo industrial y tecnológico de Estados Unidos”.
"Los países hermanos con problemas (económicos) están a tiempo de hacer un giro de timón que permita reencauzar una buena gestión económica”.
"Nos gustaría contar con una España, con la que compartimos idioma y parte de nuestra cultura, de nuestro lado”.
Frases extraídas de la entrevista con el diario El País
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