- ¿Cómo se ve de aquí a diez años?
Con una familia muy sólida en la que ya habrá niñas. Más allá, de
cinco, diez o 20 años veo una familia feliz, ése es el objetivo.
- ¿Qué valores encuentra en Álvaro para cumplir ese deseo?
Creo que es un todo. Cuando encuentras una persona para compartir tu
vida es que has encontrado un todo, un equilibrio intelectual,
emocional, esa persona que te da seguridad y con la que puedes estar
bien. Me siento muy contenta, plena y completa con Álvaro.
- ¿El trabajo excesivo de ambos no conspira contra la relación?
No, en ningún momento, para nada. Yo lo decía: cuando ingreso al canal
él deja de ser Álvaro, mi pareja, mi compañero, para ser el
Vicepresidente; en casa es al revés: él deja de ser el Vicepresidente y
es Álvaro, el que será mi esposo.
- Ha conquistado a uno de los hombres más poderosos del país, ¿cómo saborea eso?
No lo siento así, simplemente escucho a mi corazón. No me fijo en el
cargo porque sé que es momentáneo, igual que el trabajo. Y he decidido
estar con Álvaro como la persona que es, el hombre que es. Escucho mi
corazón más allá de lo que se pueda comentar, de lo que la gente pueda
decir.
- En el mundo otras mujeres periodistas han conquistado a hombres poderosos, ¿tenía ese objetivo, ese sueño, tal vez?
No para nada, el amor te llega sin importar quién sea, en ningún momento
lo había planeado ni pensado, sólo pasó. Mi sueño de niña fue ser una
trabajadora exitosa; no me imaginé nunca mi boda, no es algo que
buscaba.
- ¿Cuáles son sus afinidades?
Las cosas más cotidianas. Cocinamos juntos, limpiamos, vamos al cine.
Cotidianidades que el trabajo de ambos no nos permite, pero encontramos
la forma de escaparnos para cultivar nuestra relación.
- Es un intelectual que lee y escribe mucho, ¿logra llegar a esos sus espacios?
Cuando estamos juntos no se habla de política, fútbol ni religión. Compartimos todo lo demás.
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